Lo que vi y no vi en Rock Al Parque

A pesar de tener ganas de ir más días, sólo terminé yendo a la decimoséptima versión de Rock Al Parque en su último día y, en últimas, vi tres bandas. En esta entrada recojo, entonces, lo poco que vi, y lo que me quedé con ganas de ver.

Retroceder nunca, rendirse jamás, X

A Damon Albarn lo deben conocer, más o menos, unas tres generaciones que han experimentado de forma diferente su música.

De la hoja en blanco y otros terrores

Aparentemente, esto de escribir de la nada es complicado, y tener el espacio en blanco, tanto en un papel como en una pantalla, termina por asustar a cualquiera.

¿Romper el silencio?

Volviendo a abrir este espacio, quiero dejar un cuento que, por pura casualidad, me ha servido a varios propósitos durante las últimas semanas. Además de permitirme retomar a Kafka, me pareció metafóricamente muy rico, y espero que lo disfruten de la misma manera.

Un cambio en los vientos

Se ha armado tremendo revuelo por el Grammy que le dieron como grabación del año a ‘The Suburbs’, de Arcade Fire y, realmente, no es para menos.

sábado, 9 de julio de 2011

Concierto de Kevin Johansen + The Nada en Bogotá

Por: Laura Bernardelli

Y no, no es una reseña del artista, ni de todos sus logros como músico, ni de sus conocidas amistades en el gremio; es simplemente, un comentario de un concierto que disfruté montones, no creo que eso sea una razón insuficiente para escribir algo. Pido disculpas desde ya por el abuso de comillas, pero me he dado cuenta que algunas cosas llegan a malinterpretarse si no las pongo.

Y bueno, quién lo diría, yo con arranques de “comentarista”. Pero vamos a ver cómo me funciona el ejercicio, siempre hay que aprovechar estas manifestaciones de hacer algo diferente, algo que en principio da un poco de miedo. Pero primero, y para empezar, tendría que agradecer a la gran cantidad de pasantías no pagas en las que mis amigos parecen ocupar todo su tiempo, especialmente a una: Javeriana Estéreo, gracias a esta famosa emisora universitaria, y a la ocupación que dio por un tiempo a un comunicador social en veremos, conocí la música de Kevin Johansen. Y tendría que agradecerle también a los programas de intercambio de estudiantes universitarios en Europa, aunque ahí sí son pocos los amigos que puedo decir que han disfrutado del viajecito y la experiencia, pero que si no fuera por uno de los que volvió no conocería al caricaturista argentino Liniers.

Soy mala para los aniversarios, pero creo que fue en el 2008 cuando mi querido amigo comunicador, en ese afán que tenemos de compartir nuestros “descubrimientos on-line”, me envío el link del vídeo de la canción “Logo” de Kevin Johansen, y desde ese momento, he encontrado en su música frases, ritmos e historias que no lo logro sacar de mi cabeza (de esas cosas que simplemente me ponen de buen humor). Pero bueno, la verdadera razón detrás de esta colaboración (seré arrogante) es el concierto de este personaje en Bogotá el pasado miércoles 6 de julio en el Auditorio Julio Mario Santodomingo. No voy a hacer un resumen de las canciones (pero igual copiaré el setlist al final, tranquilos), como narrando el concierto porque no lo viví así, no fueron dos horas de estar sentada esperando que el artista terminara su repertorio. De hecho, quise hacer esto porque el concierto logró que, en unos breves momentos de un miércoles cualquiera, se condensaran dos cosas que han significado mucho para mí estos últimos seis meses: Las caricaturas de Liniers (que dicho sea de paso, estoy segura que escucha o lee mis conversaciones algunos días porque siempre logra resumir en unos recuadritos lo que pasa por mi cabeza), al que considero mi “psicoanalista de cabecera” y las letras de canciones del desgenerado, que no pertenecen a ninguna definición rigurosa de género musical, porque el término acuñado últimamente de: “música fusión”, es de esas cosas que me ponen de muy mal humor (pensando en un muchacho que ha sido recordado en otro post de este blog).

Ahora sí, el “highlight” del concierto fue “Charango Sensation”, cuando Johansen (y no sé por qué me refiero a él por el apellido, a Woody Allen le digo Woody) y otro de los chicos de la banda empiezan a tocar “Hotel California” y en la pantalla gigante detrás de los artistas, aparece el señor Liniers. Para los que conocen algo de Liniers, saben que él acostumbra hacer sesiones de caricatura mientras algunos de sus amigos músicos (Johansen, Drexler, Aristimuño) improvisan, y él se dedica a contar la historia de la canción con los dibujitos, o dibujan entre todos. Pues bien, pasó lo primero. Lo curioso es que yo creo que más de la mitad del auditorio pensaba que era una grabación, hasta que pasaron a la segunda canción (“Take on Me”), y esta vez Liniers lo que hizo fue bailar al lado de un televisor mientras pasaban el partido de Colombia – Argentina y se podía ver la cara de histeria que tenía el “Bolillo” Gómez (En ese momento pensé que íbamos perdiendo). Johansen parecía sorprendido, pero siguió cantando y le preguntó por el partido: “¿Estamos todos contentos todavía?”, a lo que Liniers contestó: “Tranquilos que vamos empatados cero-cero.” La segunda intervención de Liniers se dio con la canción “Daisy”, que habla sobre un transgenerista que conoció Johansen en una marcha en Nueva York (él contó la historia). Historia que es un claro ejemplo de la variedad de temas que son protagonistas en sus canciones. Y esto lo digo porque, no sé por qué con cualquier presentación musical que hay en le país empiezan las comparaciones y las críticas llenas de listados con las “evidentes influencias” de X músico; un ejercicio inútil si me preguntan, pero con el concierto de Johansen es mucho más ridículo llevarlo a cabo, porque como dije antes, es un desgenerado (así, sin comillas). La magia de su música radica, para mí, en una envidiable capacidad de ver lo que sirve de cada cosa que escucha y que conoce, y ser capaz de apropiarse de ello para contar sus historias. Historias, además, igual de diferentes a los ritmos usados en las canciones: el romance, la protesta y el humor se unen con la cumbia, el tango, el son.

Bueno, ahora que me pongo a leer todo lo que escribí, me doy cuenta que no tiene ni pies ni cabeza, pero pues, así fue el concierto: sin pies ni cabeza.

PD: El blog tiene dueño, y seguiré su tradición con los temas musicales que acompañan los escritos.

Escuchando: Kevin Johansen (no es azar). El círculo (culpa del aleatorio).

jueves, 7 de julio de 2011

'Una historia vive únicamente cuando hay personas dispuestas a oírla'

- After all this time?
- Always.

Advierto, de entrada. Este post está escrito por uno de los fanáticos más obsesivos y descocados de Harry Potter que conozco: yo. Y está dirigida, sobre todo, a personas que compartan esta afición que, en mi vida, ha significado páginas y páginas, lanzamientos, estrenos, cafés y cervezas de mantequilla, incontables amigos – presentes y ausentes – y una historia que, con seguridad, conservaré hasta el día en que se la pueda contar a mis hijos, añadiendo un paquete de siete libros, cada uno de distinto color.

En realidad no tenía pensado escribir nada de esto, ni siquiera por el estreno de la película de la próxima semana, el último. Iba a ir, por supuesto, e iba a repetirme varias veces la película y a comentarla. Pero, hasta esta mañana, en ningún momento me pasó por la cabeza ponerme frente a una hoja a contar lo que, desde hace diez años, estos libros han significado para mí y para otras personas que sé que comparten lo que sigue.

Lo que me hizo cambiar de opinión fue algo completamente fortuito. Esta mañana, como cualquier otra, estaba trabajando y entré a buscar un video a Youtube. Para mi sorpresa, había un vínculo que decía ‘Watch live coverage of Harry Potter’s premiere in London’. (O algo así. No recuerdo con exactitud). El caso es que no sabía que hoy fuera la premiere inglesa de la película, que se exhibió en algunos cines y tuvo su evento central en Trafalgar Square.

En Trafalgar Square, precisamente, unas tres mil personas llevaban acampando entre tres y cinco días, aguantando sol y lluvia – literalmente – para estar ahí. Simplemente, estar ahí cuando, con la premier, empezara el desfile de actores, productores y, claro, de J.K. Rowling. Si yo hubiera estado en Londres, habría estado acampando, sin duda.

Quien haya estado hoy pendiente de Twitter, entenderá el frenesí que causó todo el evento. La llegada de invitados se cerró con unos veinte minutos de discursos que fueron creciendo en emotividad, y que, para el momento en el que Rowling habló, ya tenía a todo el mundo con los ojos bien aguados.



La conexión que tienen estos libros con mi vida me parece sorprendente. La primera vez que los leí fue en libros ajenos, de un niño que acababa de entrar a mi colegio y me los prestó. Curiosamente, ese niño ahora parece más mi hermano que otra cosa. No puedo dejar de pensar que una cosa y la otra sean simple casualidad. La cantidad de personas que he encontrado a través de Potter se amplía y se amplía, y les quiero decir una cosa.



Como Radcliffe y Rowling dijeron, la historia está en nosotros, más que en papel o celuloide. Y no creo que sea una cosa de quedar bien frente a un público: en realidad, el alcance que ha tenido se debe a que personas como nosotros le dimos tanta importancia. Los que leímos los libros compulsivamente, los que habiendo leído el primer libro a los diez años dormimos intranquilos la noche antes del onceavo cumpleaños, o los que sabemos diferenciar un boggart de un dementor.

Y es algo en lo que hemos crecido, en lo que hemos echado raíces y nos hemos encontrado. Además de una historia muy bien contada, Rowling nos dio muchas piezas que fuimos encajando a nuestro antojo, con las que nos identificamos y nos conectamos en diferentes momentos, y de diferentes maneras a lo largo de nuestras vidas.

A todas estas personas les doy gracias. A los que salen con túnica a la calle. A los que, más reservados, guardan escobas voladoras en sus armarios. A quienes, carentes de tanta indumentaria, comparten todo lo que ha significado Harry Potter en más de diez años. ‘And to You, if you have stuck with Harry until the very end’.

martes, 5 de julio de 2011

Lo que vi y no vi en Rock Al Parque

A pesar de tener ganas de ir más días, sólo terminé yendo a la decimoséptima versión de Rock Al Parque en su último día y, en últimas, vi tres bandas. En esta entrada recojo, entonces, lo poco que vi, y lo que me quedé con ganas de ver.

Lo que sí vi

1. Fischerspooner: ‘What this show is about… is a show’
Empiezo por lo que más me gustó. El espectáculo que montó el dúo neoyorquino me pareció muy sugerente y lleno de propuestas artísticas que van más allá de lo musical: video, baile y un sentido performativo que se complementó con buena parte del último disco de la banda, Entertainment.

El vestuario de Casey Spooner estuvo increíble, además. Multitud de sombreros, plumas, sombrillas y mucho plateado acompañaron a este tipo que, gracias a la breve investigación hecha para escribir esto, me entero que estudió en el Art Institute of Chicago, en donde terminó conociendo a Warren Fischer y fundaron la banda.

Desde la presentación que hicieron en el 2007 tenía ganas de verlos y, en realidad, ahora quedo con más ganas. El miércoles se presentan en un espacio más pequeño, y vamos a ver si voy. Por ahora, dejo para descarga este último álbum, que salió hace ya dos años.

Lo pueden bajar aquí.



2. Bomba Estéreo
A esta gente se le nota mucho la experiencia que han ganado en los últimos años. Han tocado en muchos países y en festivales grandísimos, como Coachella. Y esa experiencia encima de una tarima, como lo mostró su presentación ayer, cuenta bastante.

La fuerza en la voz y en toda la energía de Li Saumet fue lo que más me gustó, realmente. Después de subir unas diez personas al escenario a bailar, el grupo tocó y tocó hasta que dejó a todo el público bien caliente – y eso que, durante toda la tarde, el sol había estado terrible. Me encantó, además, que a la pregunta de ‘a quién le gusta la champeta’ tanta gente gritara y saltara, y muchachos vestidos de negro y de pelo largo trataran de moverse, de forma un poco torpe, al ritmo de los tambores. En mi opinión, es una demostración de la apertura de nuevos espacios para nuevos sonidos. Sobre esto volveré más adelante.

Les dejo un EP que lanzaron. Descárguenlo aquí.



3. Bhang
Terminamos yendo a Bhang por llegar tarde a ver Astro, y nos quedamos porque el ambiente nos gustó. La banda suena bien, pero la voz no me cuadró del todo. Reconozco que no los he oído mucho, pero sí puedo decir que suenan bien en vivo. Les hace falta, eso sí, ingeniarse una forma para animar más al público que tienen en frente.

Tarea para mí: oírlos un poco más, a ver qué encuentro.

Lo que quería ver y no vi

Voy a hacer una lista rápida, acompañando cada banda con una excusa pobre para justificarme. Como verán, las excusas son bien flojas y se basan, sobre todo, en que mis amigos y yo somos en exceso perezosos:

- BLK JKS: Cuando salió el cartel del festival, me puse a revisar las bandas que no conocía, y esta fue una de las que más me gustó, de lejos. Una banda sudafricana con un sonido que se me hace innovador y con mucha fuerza. ¿Por qué no fui? Y… Estábamos cerca, tomando cerveza y no queríamos llegar tan temprano.

- Descartes a Kant: Igualmente, al ver el cartel fue una banda que me gustó de inmediato. Me gustan las bandas gritonas, y esta me pareció particularmente agradable. ¿Por qué no fui? Porque no encontré con quién, y no tenía ganas de irme solo un domingo por la noche.

- Polikarpa y sus viciosas: Esta sí la conocía de antes, y siempre me gustó su crudeza y su estilo. De las cosas que de verdad me han gustado del punk, y sobre todo del punk colombiano, son estas tres señoritas acabando con el mundo, una canción a la vez. ¿Por qué no fui? Por la misma razón de la banda anterior.

- Astro: Esta banda chilena también fue un descubrimiento gracias a que el festival la haya traído. Me agradó mucho la combinación de sonidos y siento que pueden tener un muy buen futuro. ¿Por qué no fui? Nos cogió la tarde tomando cerveza.

- De Juepuchas: Estos señores son, posiblemente, el proyecto musical colombiano que más me ha gustado en mucho tiempo. Los sigo y los escucho constantemente pero, curiosamente, nunca los he visto en vivo. Quería verlos, en serio. ¿Por qué no fui? Porque los pusieron a la misma hora de Bomba Estéreo.

En suma, aunque breve, este fue un buen Rock Al Parque para mí. Sobre todo, me parece muy apropiado que abran el festival a propuestas que antiguamente no encajaban en la propuesta, excesivamente centrada en el rock, un género cada vez más difícil de definir. Ante tantos comentarios adversos y tanto purismo, me parece que se demostró que hay audiencias que traspasan ritmos y géneros, y quieren ser parte de nuevos espacios en donde más sonidos y más personas quepan sin problemas.

Se escucha (amañadamente, por supuesto): Happy - Fischerspooner

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