Sin embargo, escribir me resulta increíblemente placentero, sobre todo si lo hago con tinta y papel. Siendo así, y aunque sé que esto no lo lee prácticamente nadie, me comprometo a escribir más regularmente, sobre lo que sea. Aplican condiciones y restricciones, a saber:
Primero, escribir sobre ‘lo que sea’ debe matizarse, por supuesto. Para leer boberías está buena parte del Internet, y buena parte de la prensa, dicho sea de paso. Eso no significa que pretenda dedicarme a asuntos de enorme importancia o a debates de proporciones grotescas. Sobre la marcha, espero, me iré afinando en esto.
Segundo, voy a ver si logro quitarme las taras que tengo en la cabeza, que sólo me dejan escribir de una manera. Con creciente espanto me he dado cuenta que sólo puedo estructurar palabras de una forma: me posee el ‘rigor del ensayo’, por darle un nombre a la castración de cualquier narrativa que busque algo más que explicar, analizar o criticar algo bajo las reglas de la academia. Me da espanto porque, precisamente, me asusta que cualquiera de mis escritos signifique, inmediatamente, aburrimiento.
(Tal vez exagero, y hay quienes disfruten de alguna forma leer lo que he escrito hasta ahora, pero creo que esos casos son de gente que sufre de mi mismo mal.)
Eso era. Este fue mi primer intento de un cuentito de terror.
Se escucha: Voices in Quartz - Cut Copy.