Lo que vi y no vi en Rock Al Parque

A pesar de tener ganas de ir más días, sólo terminé yendo a la decimoséptima versión de Rock Al Parque en su último día y, en últimas, vi tres bandas. En esta entrada recojo, entonces, lo poco que vi, y lo que me quedé con ganas de ver.

Retroceder nunca, rendirse jamás, X

A Damon Albarn lo deben conocer, más o menos, unas tres generaciones que han experimentado de forma diferente su música.

De la hoja en blanco y otros terrores

Aparentemente, esto de escribir de la nada es complicado, y tener el espacio en blanco, tanto en un papel como en una pantalla, termina por asustar a cualquiera.

¿Romper el silencio?

Volviendo a abrir este espacio, quiero dejar un cuento que, por pura casualidad, me ha servido a varios propósitos durante las últimas semanas. Además de permitirme retomar a Kafka, me pareció metafóricamente muy rico, y espero que lo disfruten de la misma manera.

Un cambio en los vientos

Se ha armado tremendo revuelo por el Grammy que le dieron como grabación del año a ‘The Suburbs’, de Arcade Fire y, realmente, no es para menos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Más electro mexicano: Sussie 4

Con ritmos muy houseros, mezclados con instrumentos, sonidos y voces bien mexicanas, Sussie 4 ha sido uno de los grupos de electrónica más importantes de los últimos años. Desde su fundación en Guadalajara en 1998, el dúo ha ido construyendo una propuesta musical bastante atractiva, marcada por esta combinación entre lo electrónico y lo propio de la música popular mexicana.

Aquí está su primer LP, que creo es su mejor album hasta la fecha. Con ustedes, Música Moderna.


Tracklist:

01- Milton G.O. (4:18)
02- On Time (5:31)
03- Fly (6:15)
04- Solo Voy (5:05)
05- Escapar (6:19)
06- Conciencia Latina (7:59)
07- Waiting For The Ride (Tonight) (4:55)
08- El Rey Del Biutiful (6:19)
09- Suite Tropical (4:58)
10- Maja 04 (5:14)
11- On Time (Drum & Bass GP 120 Remix) (5:51)

Ante la ley (1919)

Escrito por Kafka en 1919, Ante la ley es una reflexión sobre el carácter verdaderamente humano que tiene la ley, y su influencia sobre los cuerpos y las vidas de las personas. Como en todo escrito original en otro idioma, el problema de la traducción es bastante importante. Inicialmente sólo quería poner el texto pero, por casualidad, encontré una disertación breve sobre diferentes traducciones hechas por Borges. Leámos el cuento primero, y luego discutamos al respecto.

***

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.

-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.

La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:

-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.

El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.

Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:

-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.

Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.

-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?

El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:

-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

martes, 26 de octubre de 2010

El orgullo de ser... ¿qué?

Este texto se escribió en dos partes. Los dos primeros párrafos tenían una intención, pero luego leí una columna de Antonio Caballero que me puso a pensar en otras cosas. Siendo así, dejo los párrafos iniciales como una introducción que, aunque no resultará del todo adecuada para las palabras que le suceden, sirve para lo que estoy pensando al respecto de esto.

I.
Mucho se ha escrito sobre naciones, patrias y sentimientos de pertenencia a una tierra, a un espacio o a un grupo. Pero no creo que sea una cuestión de escribir, sino de ver las prácticas y actitudes que esa pertenencia implica. Todo eso de "Colombia es Pasión", del "orgullo de ser colombianos" y de sacar pecho cada vez que matan a un jefe guerrillero aporta más que cualquier libro de teoría política.

Hay quienes dicen que el colombiano (el hombre, sí) es violento, y que esa es la explicación de nuestra historia durante más o menos 200 años. Otras opiniones, con un poco más de profundidad, abandonan estas posturas esencialistas y se ponen a revisar por qué la violencia ha sido una constante estructural en la construcción de los procesos políticos y sociales del país.

II.
Sobre la violencia se ha producido toda una serie de imaginarios y, particularmente, de imágenes que pretenden recoger una de las manifestaciones, en mi opinión, más complejas del comportamiento humano. A riesgo de caer en un lugar común, concuerdo con Caballero en resaltar la labor de Obregón en su representación, ya casi clásica, de ‘La Violencia’. Pero esta, La Violencia en un lienzo, así como La Violencia como período histórico ya estandarizado, distan de ser unas simples categorías: la violencia, o las violencias, mejor, tienen caras, nombres, apellidos, cuerpos e historias que se entretejen en relatos complicadísimos, que tratan de hacerse ver y, la más de las veces, fracasan.

En su versión más macabra, pero más diciente, esto se traduce en el uso de los mismos cuerpos como vehículos para transportar mensajes, para la construcción de discursos que actores armados pretenden forjar sobre las pieles de las personas. En ese sentido, la exposición de los cuerpos muertos, no sólo como trofeos de guerra, sino como símbolos de un imaginario de muerte y sistemática destrucción que, desde hace décadas, ha estado siempre presente en lo público y en lo privado.

La pregunta, entonces, sería hasta dónde hemos sido partícipes de la internalización y la reproducción de estos valores macabros. Aunque Caballero lo resume en un problema casi semántico, tiene un trasfondo político mucho más significativo. Si nos gusta ver cadáveres de nuestros ‘enemigos’, y al mismo tiempo surgen preocupaciones ciertamente mojigatas sobre una moralidad atada en los valores que han construido lo social desde el siglo XIX, creo que hay algo que no encaja. Simplemente, la muerte y la preocupación por una juventud pretendidamente pura, no caben en el mismo saco.

No me siento en capacidad de decir que la naturaleza de este país es violenta. Lo que sí afirmo categóricamente es que las prácticas violentas se han adueñado de nuestra cotidianidad, y harto hace que hemos pasado el punto de no retorno, en donde las características históricas y sociales de las violencias podían ser reconocidas. Ahora, simplemente reconocemos a estas dinámicas como parte constitutiva de nuestras vidas y de las realidades que hemos de enfrentar.

Se escucha: Stop And Stare – Fenech-Soler

domingo, 24 de octubre de 2010

Heavy Gold & The Great Return Of The Stereo Chorus (2010)

Dice en Last.fm, sobre Velojet:
Velojet is an Austrian indie rock band. Their style is influenced by music of the 60s like The Beatles or Beach Boys as well as jazz-music. In 2006 the band was nominated for the Amadeus Austrian Music Award.
Y, en realidad, no dice mucho más. Yo tampoco sé mucho sobre la banda que, aunque me ha impactado muchísimo, desconozco bastante en términos de su historia. Aunque sí se podría escuchar algo de The Beatles o de los Beach Boys, me parece que han desarrollado un estilo propio, con canciones dinámicas y... soothening, a falta de una mejor palabra. Las letras gustan, y en general muestran una propuesta bastante agradable.

Aquí les traigo su último album, Heavy Gold & The Great Return Of The Stereo Chorus, que vio la luz este año. Recomiendo mucho 'Don't Lose Your Head' y 'Teenage Lies'. Y también 'Pass It Back'. Mejor dicho, escúchenlo todo. Se puede descargar aquí.

Ojalá lo disfruten tanto como yo.


Tracklist:

01- Prelude (2:04)
02- Don't Lose Your Head (2:47)
03- I Woke Up (3:27)
04- Heavy Gold (4:02)
05- Teenage Lies (3:20)
06- Pass It Back (3:18)
07- A Hole Under Your Feet (4:10)
08- You Can't Go Home (3:22)
09- Bright Lights (3:17)
10- The Great Return Of The Stereo Chorus (3:53)
11- Give Up The Ghost (3:22)
12- The Money We Get Is The Price We Pay (4:11)
13- Driving Home (3:53)
14- Black Curtains (Bonus Track) (3:52)

Por cierto, acá está mi perfil de Last, por si tienen o les da por abrir uno. Vale la pena.

Palabra, poder y violencia: Clastres y el deber de la palabra

En 1974, en La Société Contre L'Etat, el antropólogo y anarquista Pierre Clastres realizó un breve análisis sobre la relación entre el lenguaje, el uso de la palabra, y el ejercicio del poder y la violencia. Aunque podemos discutir sobre sus alcances, así como proponer revisiones más exhaustivas sobre él, creo que vale la pena leerlo y analizarlo, en tanto que es explícito en señalar el carácter histórico y cultural del poder y del ejercicio sistemático de la violencia.

El deber de la palabra - Pierre Clastres


Hablar es, ante todo, detentar el poder de hablar. O más aún, el ejercicio del poder asegura el dominio de la palabra: sólo los amos pueden hablar, con respecto a los sujetos conminados al silencio del respeto, de la veneración o del terror. Palabra y poder mantienen relaciones de tal naturaleza que el deseo de una se realiza en la conquista del otro. Príncipe, déspota o jefe de Estado, el hombre de poder es siempre no sólo el hombre que habla, sino la única fuente de palabra legítima: palabra empobrecida, pobre pero rica en eficiencia, pues se llama mando y no quiere sino la obediencia del ejecutor. Extremos inertes por sí mismos, poder y palabra no subsisten el uno sin el otro, cada uno de ellos es sustancia del otro. Poder y palabra se establecen en el acto mismo de su encuentro. Toda toma de poder es también una ganancia de palabra.

Todo ello concierne en primer lugar a las sociedades fundadas en la división amos-esclavos; señores-sujetos; dirigentes-ciudadanos, etc. La marca primordial de esta división, su lugar privilegiado de despliegue, es el hecho masivo, irreductible, quizás irreversible, de un poder separado de la sociedad global en el que sólo algunos miembros lo detentan, de un poder que, separado de la sociedad, se ejerce sobre ella y, si fuese necesario, en contra de ella. Lo que aquí ha sido designado es el conjunto de las sociedades con Estado, desde los despotismos más arcaicos hasta los Estados totalitarios más modernos, pasando por las sociedades democráticas en las que el aparato de Estado, si bien liberal, no aloja menos en sí el amo lejano de la violencia legitimada.

Vecindad, buena vecindad de la palabra y del poder: he aquí que suena claro a nuestros oídos largo tiempo acostumbrados a la escucha de aquella palabra. Ahora bien, no se pude desconocer esa enseñanza decisiva de la etnología: el mundo salvaje de las tribus, el universo de las sociedades primitivas o aún - y es lo mismo - de las sociedades sin Estado, ofrece extrañamente a nuestra reflexión esta alianza ya revelada, para las sociedades con Estado, entre el poder y la palabra. Sobre la tribu reina su jefe y este igualmente reina sobre las palabras de la tribu. En otros términos, y particularmente en el caso de las sociedades primitivas americanas, el indígena, el jefe - el hombre de poder - detenta también el monopolio de la palabra. No es necesario preguntar a estos salvajes: ¿quién es su jefe? sino más bien: ¿quién de entre ustedes es el que habla? Amo de las palabras: numerosos grupos nombran así a su jefe.

No se puede pues, al parecer, pensar el uno sin la otra, el poder y la palabra, puesto que su vínculo, claramente metahistórico, no es menos indisoluble en la sociedades primitivas que en las formaciones estatales. Sin embargo sería poco riguroso ceñirse a una determinación estructural de esta relación. En efecto, el corte radical que divide a las sociedades, reales o posibles, según sean estatales o no, este corte no dejaría indiferente el modo de enlace entre poder y palabra. ¿Cómo se opera esto en sociedades sin Estado? El ejemplo de las tribus indígenas nos enseña.

En ellos se revela una diferencia, a la vez la más aparente y la más profunda, en la conjugación de la palabra y del poder. Esta diferencia radica en que si en las sociedades con Estado la palabra es el derecho del poder, en las sociedades sin Estado, por el contario, la palabra es el deber del poder. O bien, para decirlo de otro modo, las sociedades indígenas no reconocen a su jefe el derecho a la palabra por el hecho de ser su jefe: exigen del hombre destinado a ser su jefe que pruebe su dominio sobre las palabras. Hablar es para el jefe una obligación imperativa, la tribu quiere oírlo: un jefe silencioso ya no es un jefe.

Y que no se preste a equívocos. No se trata aquí del placer, tan vivo en muchos salvajes, hacia los bellos discursos, por el talento oratorio, por el afán de hablar. No se trata aquí de cuestiones de estética, sino de política. En la obligación de que el jefe sea hombre de palabra se advierte en efecto toda la filosofía política de la sociedad primitiva. Allí se despliega el verdadero espacio que ocupa el poder, espacio que no es el que pudiera creerse. Y es la naturaleza de este discurso cuya repetición la tribu vela cuidadosamente, es la naturaleza de esta palabra guía que nos indica el lugar real del poder.

¿Qué dice el jefe? ¿Qué es una palabra de jefe? Es, en primer lugar, un acto ritualizado. Casi siempre el líder se dirige al grupo cotidianamente, al alba o al crepúsculo. Extendido en su hamaca o sentado cerca del fuego, él pronuncia con voz fuerte el discurso esperado. Y su voz, por cierto, necesita potencia para hacerse oír. Nada de recogimiento, nada de silencio mientras habla el jefe, cada uno sigue tranquilamente, en sus ocupaciones como si de nada se tratara. La palabra del jefe no es dicha para ser escuchada. Paradoja: nadie presta atención al discurso del jefe. O más bien, se finge la desatención. Si el jefe como tal debe someterse a la obligación de hablar, las gentes a las cuales se dirige, en revancha deberán parecer no oírlo.

Y, en esencia estos no pierden, si es posible decirlo, nada. ¿Por qué? Porque literalmente, el jefe no dice nada. Su discurso consiste esencialmente en una celebración, numerosas veces repetida, de las normas de vida tradicional: "Nuestros antepasados se sintieron bien por vivir como vivían. Sigamos su ejemplo y de este modo llevaremos juntos una existencia tranquila". He aquí más o menos a qué se reduce un discurso de jefe. Comprendemos así que no es algo inquietante para aquellos a quienes va dirigido.

¿Qué quiere decir hablar en este caso? ¿Por qué el jefe de la tribu debe hablar para no decir nada? ¿A qué demanda de la sociedad primitiva responde esta palabra vacía que emana del lugar aparente del poder? Vacío, pues el discurso del jefe no es un discurso de poder: el jefe está separado de la palabra porque está separado del poder. En la sociedad primitiva, en la sociedad sin Estado, el poder no se encuentra del lado del jefe: de lo cual resulta que su palabra no puede ser palabra de poder, de autoridad, de mando. Un orden: es lo que el jefe no sabría dar, he aquí el tipo de plenitud rehusada a su palabra. Aquél jefe lo bastante loco para soñar, no tanto con el abuso de poder que no posee, sino con el uso mismo del poder, aquél jefe que quiere ser jefe, se lo abandona: la sociedad primitiva es el lugar del rechazo de un poder separado, puesto que ella misma y no el jefe es el lugar real del poder.

La sociedad primitiva sabe, por naturaleza, que la violencia es la esencia del poder. En este saber radica el cuidado constante por mantener separados uno de otro el poder y la institución, el mando y el jefe. Y es el campo mismo de la palabra quien asegura la demarcación y traza la línea de división. Constriñendo al jefe a moverse sólo en el elemento de la palabra, es decir, en el extremo opuesto a la violencia, la tribu se asegura que todas las cosas permanezcan en su lugar, que el eje del poder se reparta en el cuerpo exclusivo de la sociedad y que ningún desplazamiento de fuerzas venga a alterar el orden social. El deber de palabra del jefe, ese flujo constante de palabra vacía que debe a la tribu, es su deuda infinita, la garantía que prohíbe al hombre de palabra llegar a ser hombre de poder.

sábado, 23 de octubre de 2010

Preguntas y respuestas: Desde México

Primera pregunta: ¿Por qué el blog se llama así?

Respuesta: Por una canción del Instituto Mexicano del Sonido.

Segunda pregunta: ¿Cuál? ¿Dónde la consigo?

Primer upload: Méjico Máxico (2006)

Este es el primer album del IMS, una banda mexicana increible que ha estado por acá un par de veces, hasta en un Rockalparque. Toman elementos tradicionales de la música mexicana, lo combinan con letras que llegan y hacen reír, y hacen una fiesta increible. Muy recomendado oír 'Corasound'. Ahora...

DESDE COYOACÁN, CIUDAD DE MÉXICO, EL INSTITUTO MEXICANO DEL SONIDO:

Descargar

Tracklist:

01- Bienvenidos a mi disco (3:35)
02- Ok (3:24)
03- Mirando a las muchachas (4:35)
04- Jaja pipí (4:27)
05- Buena idea (1:30)
06- Drume negrita (5:19)
07- Cybermambo (1:22)
08- Juan Rulfo (1:56)
09- Corasound (2:50)
10- Canción de amor para mi futura novia (3:32)
11- Sabrosa (0:43)
12- Hey tía! (3:51)
13- Que rico (1:26)
14- Dub-A El tiempo es muy largo (3:55)
15- No hay masa ya (3:26)

La tercera es la vencida


Esta es la tercera vez que abro un blog, y espero que esta sí sirva para algo. Cada día leo y escribo, pero pocas veces me siento un minuto a escribir algo más que un ensayo, una reseña, o alguna abominación semejante. Quiero escribir otras cosas: más sencillas, que me gusten y que, para quien lea, resulten de agrado.

Siendo así, les contaré más o menos qué espero yo del blog, a ver si vamos por buen camino. Aunque me prometí hace un tiempo no meterme en discusiones virtuales sobre política, creo que este podría ser una opción de discutir cosas más allá de posts de Facebook que, realmente, me parecen completamente desagradables. Eso sería lo primero: lo que llaman la "actualidad política", la coyuntura y las cosas que, en mis circulares recorridos por las calles y las páginas, se me van ocurriendo.

Lo segundo sería hablar de música. He descubierto que hay cositas que me gustan compartir, particularmente en términos de escuchar nuevas cosas. Además, soy un convencido de la necesidad de liberar tantos contenidos como sea posible, así que estaré poniendo cidís y comentándolos, así como espero que me compartan cosas y que me cuenten qué estan escuchando. Realmente eso es muy importante para mí.

Lo tercero... Básicamente, whatever comes along.

Eso es, por ahora. Aunque necesito hacer dos salvedades: uno, lo que más me interesa es que las personas que lean esto comenten, así que yo veré. Dos, como única regularidad de todos mis intentos frustrados de blogs, pondré lo que escucho mientras escribo. Es importante, ¿no?

Ya empezaré a publicar cosas, y espero opiniones.

Se escucha: Idealistic - Digitalism

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